Sembrar autonomía.

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Y resulta que en algún momento no nos gustó solo encerrarnos y usar tapabocas con mucho gel a cada rato. Tampoco nos pareció que estar pegados a lo que dijeran las autoridades de salud fuera lo único que podíamos hacer. Sobre todo, porque prácticamente lo que dijeron en las conferencias pues ¡Ya lo sabíamos!

 

Que hay que comer bien, que menos alimentos chatarra, que le bajemos a los refrescos, que no fumes, que no tomes alcohol, que te laves las manos, que te tapes cuando tosas o estornudes . . . . . ¡Chale!

 

Es que no nos gustó que nos dijeran que solo debíamos seguir las indicaciones y nos dejaban sin caminos o con un campo de acción que significaba solo hacer lo que nos digan. Así que fuimos buscando información y a comparar la veracidad de las fuentes. Pedimos ayuda a especialistas, buscamos información sobre nutrición y sobre experiencias pasadas al respecto de como actuó la población ante las epidemias, pandemias y demás.

 

Nos platicaron como es que en Xoxocotla durante 1914 y después de la revolución se enfrentaron a epidemias de tuberculosis, viruela, cólera y paludismo. El andar de preguntones nos hizo reafirmar, que ya hablábamos de otras pandemias y epidemias, así como de otros sismos después del 19 de septiembre de 2017. Y sí pues, el dengue, la Chikungunya, la fiebre tifoidea, la diabetes, la hipertensión, la frustración social, la discriminación, la miseria política entre otras, nos aquejan mucho en la comunidad.

 

Recordamos que alguna vez no contó Goyo Ramos que, aunque no había doctores, tomaron muchas hierbas y comieron muchas cosas que aprendieron de niños para defenderse de las enfermedades. Tuvieron que armarse de valor para atender a los enfermos. Y sí, lo decían Ricardo Alberto y Chucha Valencia, también se recurrió a los ceremoniales y rituales, que ahora les dicen terapéuticos, para buscar curas frente a las enfermedades. Siempre es importante recurrir a la memoria histórica porque no en balde, se ha caminado tanto tiempo y la comunidad ha sobrevivido tantos siglos.

 

Así que decidimos retomar su sapiencia y nos pusimos a buscar las plantas que podrían ayudar a disminuir las situaciones de riesgo, también identificamos, a’segun los datos oficiales, a la población en mayor riesgo. Así concluimos que era importante capacitar al equipo de trabajo del Centro Cultural para comprender el COVID en el ámbito comunitario. Aprendimos a hacer los cubrebocas, el gel o soluciones desinfectantes. Nos organizamos con los vecinos para hacer jornadas de desinfección de la cuadra y emprendimos la búsqueda de aliados. Así logramos una donación de 120 estufas ahorradoras de leña y que conducen el humo fuera del alcance de las 120 familias beneficiadas. Cabe señalar que por su eficiencia, producen muy poco humo. Esto ayudaría a la disminución de enfermedades en vías respiratorias.

 

Siguiente paso, se acordó llevar a cabo talleres de Agroecología para que las familias cultivaran de manera natural sus alimentos, se capacitó en el tema de la nutrición, se hicieron huertos de hierbas medicinales, se elaboraron tinturas, extractos de hierbas medicinales, se habló del problema de los productos industrializados y lo importante que es recuperar el derechos a construirnos de manera natural, fuera del alcance de las farmacéuticas y servicios médicos que responden a principios netamente consumistas y capitalistas. ¡Ojo! No hablamos de evitar que la gente acceda a recibir los servicios de salud que ofrece el estado mexicano, pues es su derecho. Solo que pensamos que debemos buscar la manera de evitar hacerle el juego al capitalismo salvaje que nos ha expropiado hasta la conciencia de nuestra salud y de nuestro cuerpo.

 

¿En qué vamos?

 

Pues en que ya hay productos, ya hay familias que están comiendo lo que producen y hasta venden o se surten de sus propias cosechas naturales.

 

Y como no nos gusta quedarnos quietos, pues ya nos dimos cuenta de que hay muchas posibilidades de ir generando espacios para compartir la experiencia, los saberes, los productos y servicios que hemos adquirido. Ya sea mediante la compra – venta, o mediante el intercambio, es decir, mediante el trueque. Porque no creemos que siempre deba ser mediante el dinero.

 

Nuestra soberanía se construye produciendo nuestros propios alimentos. La Autonomía tiene sus bases en los saberes de nuestra comunidad, de nuestra cultura. Por eso comenzamos a instalar el Tianguis Agroecológico para construir un espacio de convivencia de la gente que quiere aprender más de la comunidad y quiere seguir construyendo una comunidad con dignidad.

 

Los esperamos el domingo 31 de octubre a partir de las 7 de la mañana en la prolongación 20 de noviembre, frente al Centro Cultural Yankuik Kuikamatilistli. Así como el último domingo de cada mes. Trae a tu familia y consume local, es bien chido apoyar a la misma gente y sobre todo, comer alimentos libres de agrotóxicos.

 

¡No olvides conservar las medidas de higiene! Que el malvado bicho sigue dando lata. No bajes la guardia.

 

Si quieres participar, comunícate al Centro Cultural al tel 7343455115

 

O’ra sí que como dicen por ahí ¡HASTA LA VICTORIA SIEMBREN!

 

P.D. Agradecemos a aliados como Fundación Comunidad y el Centro Agroecológico del Sur.

 

Otra p.d. ¡Seguimos Reconstruyendo los Territorios Culturales!

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